domingo, 25 de julio de 2010

Goya



BURRADAS LEIDAS grabadas

HOMENAJE a un grabado


HOMENAJE a un grabado




Confieso mi imposibilidad de concentración, confieso lo difícil que me resulta sentarme con los ojos en un papel o en una pantalla y comenzar un texto, argumentar con Foucault, leer estructuralismo, funcionalismo o ecología cultural. Cuando pasadas casi quince horas logro comenzar el desarrollo de la argumentación, la aplicabilidad de las teorías se me convierte en ese espacio nebuloso que no es niebla sino solo confusión y mediocridad. Si es cuestión sólo de confesar también escribiría que lo obvio se me apetece como salida, que el tinto y los cigarrillos me gustan por separado, que los cigarrillo me provocan estreñimiento y que las palabras mías y las suyas, de todas quienes tienen palabras suyas, me parecen escupidas hiladas por una baba espesa y trasparente.

Todas mis palabras escritas y habladas se convierten en ideas cortadas, botadas por una ventana con el cráneo hecho pedazos, fragmentos de ideas que solo caben en unos cuantos renglones, en pedazos de papel cansado, mirados por ojos de vidrio que no leen. Entender teorías que contribuyen al movimiento del globo se me dificulta, aplicarlas, confrontarlas, formarlas me da miedo, huyo, bajo pdf s que me ayuden a entender, me envuelvo en mil discursos de otros que no soy yo, y me canso de ver tanta palabras sólidas que se diluyen en ideas falsas. El desarrollo suele ser lo más desordenado, el protocolo dice que siga una arquitectura, la que me lleva al éxito de un texto que será leído por un ojo de vidrio y uno verdadero, de cornea, nervios, pupila, iris, física, que evaluara mis capacidades y por lo tanto le dará un aditivo a mi nombre y a mi número de identificación, tendré un "loga". Sin embargo el tiempo se me ha ido, se me ha ido pensando en manchas, en olores, en sudores, en otras palabras escritas, en otras cuantas dichas y no descritas, se me ha ido el tiempo y me muerdo los labios , las uñas, rasguño mi espalda, caigo dormida espantada por mil agujas; las lechuzas hacen que mi cuerpo se encalambre y mis ideas mueren o se avivan en un torrente de tesis, argumentos, descontrol, alguna inyección malsana en mi cerebro ha provocado mi parálisis, las ideas morirán como los espermatozoides que no han fecundado el óvulo, el inconveniente es que mi óvulo es estéril, las ideas, la comprensión de las teorías llegara posterior a la exaltación rápido, ya cantan las aves.

Confieso que me disgusta la relectura inmediata de mi texto, que se me escapan errores ortográficos, argumentaciones falsas, citas sin autor, confieso que caminar ya no me relaja, confieso que no soporto las manchas ni los olores, confieso que me anima la imagen, he robado gestos, me dibujo, me leo en lo que otros han leído, no reconozco la geografía de mis carnes, grito en la ducha porque me espanta el número y el nombre que no es tan mío, confieso que me desespero por mis culpas, confieso que me hundo a veces, confieso mi imprudencia, mi impertinencia, confieso lo mal sano, las inyecciones dolorosas de vapor, confieso la combinación de palabras como un accidente, confieso que le agradezco a Goya, confieso que lo necesito a él, a ese él que no es Goya.


martes, 20 de julio de 2010




Algo pasó...
Caminaba, pensaba en la conjugación de los vebos, creía que tal tema debía no ser obtuso ante la gravedad de los asesinatos múltiples a diferentes especies de insectos que visitaban la ciudad, infestada de pensamientos graves y agudos.



Algo pasó
Sentada esperaba la llegada de un transporte que traspasara sus pensamientos agresivos de días contorcionados; mordiscos, rasguños en la piel tersa de terciopelo.

Algo pasó
El y Una saltaban de carro en carro. La avenida vuelta caos, las motocicletas se adelantaban entre carros con olor a gases, gasolina, emisiones contaminantes. Los conductores y las conductoras emitían mensajes de rabia, los pasajeros y las pasajeras tenían pensamientos groseros; otros y otras, fantasías eróticas, uno que otra rasgaba la seguridad de transeuntes distraidos y disciplinados, escuchas de sus reproductores y sordos del entorno de manchas y de olores invadidos mentalmente por el"jefe mental". Pendientes de la agresividad de los motores prendidos e inmóviles. El y Una llegaron al nudo y encontraron las motocicletas combatiendo contra la marcha de colores silenciosos y expresivos en un lenguajes que la agresividad no alcanzaba a comprender. Los cascos los transeuntes los motores las corbatas las medias veladas los tacones las camisas babeadas los tennis sucios los jeans con las bragetas abiertas las botas las faldas los ojos las bocas la quietud de lamentos de olores y manchas de jefes mentales combatían el silencio de paso.

Algo pasó...
Posterior al último color, el olor y el ruido mató el paso del silencio y los motores en espera de la mayor agresividad avanzaron y aplastaron cualquier recuerdo de color y silencio, Bienvenido sea el temor.

sábado, 29 de mayo de 2010